Categoría:
Panteón Familiar
Data: Circa
1920/ 1930
Ubicación:
Sección 14, división 7
Constructor:
Gamboa/ Maggi
Características:
Panteón de estilo ecléctico y estandarizado, similar al de los Rossi y los
Ruggiero.
Henrich Werner,
nacido en 1845, fue un inmigrante alemán que se afincó en Barracas al Sud,
donde en 1874 se casó con Catalina Badie, de origen francés. De profesión
Docente, o “Educacionista”, como aparece en el censo de 1895, Werner tuvo
cuatro hijos, entre ellos Pedro.
Pedro Werner,
nacido en 1885, era a principios del siglo XX un joven apasionado por el
fútbol. Su pasión era tal que junto con otros compañeros fundaron en 1901 el
“Football Club Barracas al Sud”. A poco de su fundación, surgió un debate por
el color de las camisetas a utilizar, que genero la formación del “Barracas al
Sud”, liderado por Werner (que quería los colores negro y amarillo); y el
“Colorados Unidos”, liderado por Arturo Artola. La separación finalizó el 25 de
marzo de 1903, cuando después de un acuerdo entre Werner y Artola, se fundó el
“Racing Club”, nombre tomado de una revista francesa de automovilismo y
propuesto por otro pionero, German Vidaillac.
Werner no solo fue jugador en los primeros años de
la futura “Academia”, sino que en 1905 y 1910 fue presidente de la Institución.
Justamente ese último año, el del Centenario de la Revolución de Mayo, fue
quien propuso que el Club lleve los colores celeste y blanco a rayas
verticales, en homenaje a la Bandera Argentina. Falleció muy joven, en 1913;
justamente cuando su club comenzaba a lograr los primeros éxitos deportivos… En
su funeral, uno de los dirigentes de Racing, Arturo Giró; dijo sobre Werner:
“Ha
querido el rudo destino que te fueras a mitad de una temporada en la que la
institución que tanto querías juega un rol tan lúcido; no han podido llegar
hasta ti los últimos aplausos de las postreras victorias, tu paso tranquilo de
varón fuerte y altivo no ha holiado la alfombra de nuestro campo de luchas
desde hace algún tiempo, pero sepan tus deudos que tu ausencia se notaba, que
se buscaba afanosamente al compañero inseparable de todos los momentos, al
luchador infatigable, al más fuerte puntal de las primeras épocas, para retransmitirse
impresiones cuando nuestra valla era batida, o nuestros hombres finalizaban victoriosamente
un avance en medio de estrepitosos aplausos y clamores.
Cuántas
veces, en medio de uno de esos instantes emotivos, mi recuerdo voló a las regiones
de la montaña y te vi postrado, sufriendo la nostalgia de tu ciudad, tus
parientes y tus amigos, y quizá pensando en los resultados del encuentro de ese
día.
Señores:
Hemos confiado al bronce, la perpetuación de nuestro cariño por Pedro Werner,
pero prometemos solemnemente que los que nos sucedan en la dirección de los
destinos del Racing Foot Ball Club, aún cuando el tiempo con su acción
destructiva haga desaparecer esta prueba de fenomenal afecto; conservarán para
siempre en sus corazones el recuerdo de aquel que puso al servicio de su causa
todas sus energías, toda su buena voluntad, todos sus sentimientos.
¡Perico!...
En nombre de todos tus compañeros del Racing Foot Ball Club, descansa en paz”…[1]
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