Nombre: Familia de Franzolini
Categoría: Panteón Familiar
Data: 1953
Ubicación: Sección 26, División 6
Constructor: S/D
Características: Panteón de catálogo típico de mediados del siglo XX en evidente estado de abandono. No obstante, aún se mantienen varias placas conmemorativas en homenaje al ex futbolista Luis Franzolini.
Franzolini (que aparece en muchas notas como “Franzolino”) nació en 1913 y
vivió la mayor parte de su vida en Lanús. A principios de la década del ’30
comenzó a jugar en el Club Atlético Independiente, donde transitó las
divisiones inferiores y la reserva. Su debut en primera se produjo el 6 de
octubre de 1935 contra Ferro Carril Oeste. “El Negro” como lo llamaban, se
desempeñaba como lateral o “half” derecho.
Franzolini tapa de "El Gráfico" 2 de agosto de 1940
Según “El Gráfico”, Franzolini era un jugador que no brillaba mucho (al
menos no tanto como sus compañeros… pensemos que jugaba con Erico, De la Mata y
Sastre), pero compensaba la falta de lujos con sacrificio y regularidad. Sus
condiciones lo llevaron a integrar nada más y nada menos que los equipos
campeones de 1938 y 1939, donde compartía la “línea media” junto a Leguizamón y
Celestino Martínez. Si bien participó de planteles que se caracterizaron por su
contundencia goleadora, Franzolini no convirtió tantos en los 134 partidos oficiales
que jugó entre 1935 y 1941... Lo suyo era marcar y asistir a los centrales.
Era “de pierna fuerte y templada”, pero de recursos limpios. Su única expulsión de un campo de juego se dio en un violentísimo partido entre los rojos y Huracán por el campeonato de 1939, donde tampoco completaron los noventa minutos, Antonio Sastre y Manuel Giúdice, el futuro técnico de las primeras Libertadores, ese momento encarnizado rival.
Paralelamente a su carrera futbolística (no eran tiempos para vivir de la
pelota), Franzolini instaló un taller de fotograbados en Gerli, más
precisamente en la calle Bustamante 85. A modo de elogio se decía que era “tan
buen grabador como jugador”.
Sin embargo, a poco de retirarse, en 1943; se vió envuelto en un escándalo
producido por su presunta participación en la falsificación de estampillas de
racionamiento de nafta. Según el Diario Crítica, que cubrió la noticia; en el
taller de Franzolini se preparaban los grabados para las estampillas, que
posteriormente eran vendidas inescrupulosamente. Afortunadamente, su
responsabilidad quedó saldada al constatarse que los grabados habían sido
realizados de manera subrepticia por uno de sus empleados.
A fines de 1944, “El Negro” volvió a ser noticia al ser el dueño de uno de
los vigésimos del billete ganador de la lotería extraordinaria de Navidad que
ese año repartía seis millones de pesos. Su generosidad quedó evidenciada en el
hecho de darle una participación del premio a todos los obreros de su taller.
En la segunda mitad de la década del ’40 el afortunado Franzolini se reveló
tan buen inversor como futbolista, logrando acrecentar su patrimonio de tal
forma que terminó regalando el viejo tallercito de fotograbado a sus empleados.
Casado, con dos hijos; se mantuvo vinculado al fútbol como espectador, concurriendo
asiduamente a ver a Independiente. Devenido en empresario, se relacionó con
instituciones como el Rotary Club de 4 de Junio, nombre que entonces recibía el
Partido de Lanús.
El 21 de marzo de 1953, Franzolini falleció inesperadamente en un accidente,
que combinó varios sucesos desafortunados… como si “El Negro” se hubiese
gastado toda su buena suerte al elegir el billete 11880 en aquel diciembre del ’44.
La Revista “El Gráfico”, poco después del deceso, publicó una necrológica poco
habitual, por el detalle con el que describía los hechos:
…“Marchaba de noche para su
casa, cuando su automóvil quedó en llanta. Detuvo el vehículo, descendió del
mismo y se dirigió al baúl trasero en procura de las herramientas para efectuar
el cambio de rueda. Levantó la tapa del baúl y en esos momentos tuvo la desgracia
de que otro vehículo, que venía en sentido contrario, al esquivar a un carrito,
pegara contra el coche estacionado del ex half. Este cayó hacia atrás golpeado
a la altura del pecho por la tapa del baúl, y con tal mala fortuna que, al
caer, pegó su cabeza contra el pavimento. Ese ha sido el motivo del fallecimiento
de Franzolino (sic.), a los 40 años de edad
y cuando todo le sonreía, inclusive la situación económica”…
Sus restos fueron depositados en un Panteón construido a tal efecto. Allí familiares, socios y amigos le rindieron
homenaje a través de diversas placas. Una de ellas, en particular, está firmada
por sus compañeros de los equipos campeones de los torneos de 1938 y 1939, a
quienes tal vez el tiempo se haya encargado de reunir para seguir jugando
eternamente…
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