Categoría:
Panteón Familiar
Data: Fines del
siglo XIX
Ubicación:
Seccion 5, división 7
Constructor: S/D
Características:
Panteón íntegramente revestido en mármol, de estilo neorrenacentista italiano.
Se encuentra sobre una plataforma con acceso escalonado. En torno a la misma
hay pilares que antiguamente sostenían cadenas. Si bien presenta una simple
forma prismática, se destacan diferentes elementos simbólicos en su
ornamentación; como las antorchas invertidas en las pilastras, las coronas de
siemprevivas alrededor de los arcos, la clepsidra alada[1]
en el frontis; y las tibias cruzadas en la herrería del portón de acceso.
Lamentablemente manifiesta evidentes signos de deterioro.
Los hermanos
Juan (1830- 1888) y Pedro Mignaburu (1823- 1874), eran oriundos de Behasque
Lapiste, Iparralde (País Vasco Francés). Ambos heredaron de su padre Raymond el
oficio de carpinteros, y a esa tarea se dedicaron a llegar a nuestro país.
Primero llegó Pedro, en 1850, ya casado con Marie Erramouspe; y al año
siguiente lo hizo su hermano. Se asentaron en Barracas al Sud donde, Juan se
casó con la navarra Fermina Recarte, hija de Bernardo Recarte.
Los Mignaburu-
Recarte llegaron a tener una importante influencia en la historia del Partido:
Juan Recarte, hijo de Bernardo y hermano de Fermina, fue el primero en ostentar
el cargo de Intendente Municipal en 1886 (volvió a serlo en 1893). Juan
Mignaburu fue uno de los referentes del levantamiento tejedorista de 1880, y su
hijo Juan Ramón Mignaburu (1870- 1935) fue Intendente Municipal en dos
mandatos, Presidente del Club Atlético Independiente y Presidente de la
Asociación Amateurs de Football (una de las antecesoras de la Asociación del
Fútbol Argentino). En su homenaje se instauró entre 1935 y 1943, la “Copa Juan
Mignaburu”, que se disputaba entre las selecciones de Argentina y Uruguay.
[1] Según CHEVALIER, Op Cit; la clepsidra es la caída perpetua del tiempo, su
flujo inexorable y su consumación con la Muerte, pero también es una
posibilidad de inversión del tiempo, de regreso a los orígenes. Las alas
representan la fugacidad, la trascendencia y la elevación, Tempus Fugit.
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