jueves, 17 de octubre de 2024

PANTEON MIGNABURU RECARTE

 




Nombre: Familias de Juan Mignaburu, Pedro Mignaburu, Bernardo Recarte

Categoría: Panteón Familiar

Data: Fines del siglo XIX

Ubicación: Seccion 5, división 7

Constructor: S/D

Características: Panteón íntegramente revestido en mármol, de estilo neorrenacentista italiano. Se encuentra sobre una plataforma con acceso escalonado. En torno a la misma hay pilares que antiguamente sostenían cadenas. Si bien presenta una simple forma prismática, se destacan diferentes elementos simbólicos en su ornamentación; como las antorchas invertidas en las pilastras, las coronas de siemprevivas alrededor de los arcos, la clepsidra alada[1] en el frontis; y las tibias cruzadas en la herrería del portón de acceso. Lamentablemente manifiesta evidentes signos de deterioro.

Los hermanos Juan (1830- 1888) y Pedro Mignaburu (1823- 1874), eran oriundos de Behasque Lapiste, Iparralde (País Vasco Francés). Ambos heredaron de su padre Raymond el oficio de carpinteros, y a esa tarea se dedicaron a llegar a nuestro país. Primero llegó Pedro, en 1850, ya casado con Marie Erramouspe; y al año siguiente lo hizo su hermano. Se asentaron en Barracas al Sud donde, Juan se casó con la navarra Fermina Recarte, hija de Bernardo Recarte.

Los Mignaburu- Recarte llegaron a tener una importante influencia en la historia del Partido: Juan Recarte, hijo de Bernardo y hermano de Fermina, fue el primero en ostentar el cargo de Intendente Municipal en 1886 (volvió a serlo en 1893). Juan Mignaburu fue uno de los referentes del levantamiento tejedorista de 1880, y su hijo Juan Ramón Mignaburu (1870- 1935) fue Intendente Municipal en dos mandatos, Presidente del Club Atlético Independiente y Presidente de la Asociación Amateurs de Football (una de las antecesoras de la Asociación del Fútbol Argentino). En su homenaje se instauró entre 1935 y 1943, la “Copa Juan Mignaburu”, que se disputaba entre las selecciones de Argentina y Uruguay.



[1] Según CHEVALIER, Op Cit; la clepsidra es la caída perpetua del tiempo, su flujo inexorable y su consumación con la Muerte, pero también es una posibilidad de inversión del tiempo, de regreso a los orígenes. Las alas representan la fugacidad, la trascendencia y la elevación, Tempus Fugit.


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