Categoría:
Panteón familiar
Data 1885
Ubicación:
Sección 5, división 5
Constructor: S/D
Características:
Ubicado estratégicamente cerca del cruce de las avenidas principales del núcleo
primitivo del Cementerio, el Panteón Provilo es un típico, pero sobrio
exponente del neorrenacimiento italiano, con una entrada en arco de medio punto
(hoy arquitrabada) enmarcada por pilastras dóricas. Tanto a los costados de la
entrada como en la pared lateral aparecen a la manera de marcos, espacios para
placas recordatorias. El frontis remata horizontalmente, y en su centro aparece
la inscripción “Tomasa C. de Provilo
1885”, franqueada por dos urnas veladas[1].
Del techo emerge una importante cúpula semiesférica que está coronada por una
cruz. Las diferencias entre el estado de la parte superior del edificio y la
parte inferior permiten inferir una remodelación parcial.
Dentro del
panteón, descansan los restos de varios miembros y descendientes de la familia
de Francisco Provilo (1834- 1882) y Tomasa Capurro (1837- 1885), inmigrantes
genoveses que se asentaron en Barracas al Sud hacia 1860, donde instalaron un
almacén de ramos generales. Francisco se convirtió en un prominente vecino del
flamante partido e incluso llegó a integrar el cuerpo municipal entre 1877 y 1879.
El matrimonio tuvo nueve hijas y dos hijos, con la particularidad que estos
últimos murieron muy pequeños de pulmonía en 1873.
Mirando a través
de la austera puerta de hierro y vidrio que constituye el ingreso al panteón se
observa, a un costado, un delicado sarcófago de mármol dedicado a la memoria de
una de las hijas de Francisco y Tomasa; Rosa, fallecida de
tuberculosis el 19 de mayo de 1888, a los 29 años.
Pero la vinculación del Panteón con la Mutual no cesa allí, ya que también es el lugar donde se encuentran depositados los restos de Alfredo Borlasca, Presidente de la Institución y principal impulsor de la construcción del célebre Teatro Roma, en 1904. Borlasca falleció en 1922, como lo atestiguan dos importantes placas recordatorias.
[1] La urna es un motivo funerario recurrente ya que evoca a la antigüedad
clásica y a guardar en ella las cenizas del difunto. El velo, por otro lado,
aludiría al misterio de la Muerte.
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