Categoría: Monumento Funerario
Data: 1897
Ubicación: Seccion 13, división
2, sepulturas 54 y 55
Constructor: S/D
Características: Simple túmulo
prismático rodeado por pilares que sostienen cadenas. En su cabecera, una
estela marmórea de base cuadrangular presenta, en el nivel inferior, el
epitafio de la difunta; y en el nivel superior, un templete o baldaquino
tallado de estilo gótico. La cara principal del templete está ornamentada en su
interior con uvas, hojas de parra y un ancla[1].
Curiosamente el conjunto remata en una forma bulbosa de la que brota una
pequeña mano que señala al cielo.
Bárbara Josefa Plaul Schwartz
nació el 12 de enero de 1817, en Martinsthal; Reino de Prusia. Fue la primera
de los ocho hijos de la pareja formada por Sebastian Plaul y Catarina Schwartz.
Sebastián, que era viñatero, llegó con su familia al país en 1825 a raíz de un
contrato con el Gobierno de Buenos Aires, para estimular la producción
vitivinícola en la Provincia. Los gastos de la Guerra con el Brasil, hicieron
fracasar el proyecto, pero los Plaul se asentaron en lo que después sería
Barracas al Sud, en tierras que hoy pertenecen al Partido de Lanús.
Bárbara se casó alrededor de 1835
con José Lob con quien tuvo siete hijos, entre ellos José, que llegó a ser
integrante del cuerpo municipal entre 1880 y 1885. Lob falleció en 1854 de
tuberculosis y sus restos fueron enterrados en el Viejo Cementerio Protestante
(actual Plaza Victoria). Al año siguiente Bárbara se volvió a casar con Carlos
Herrman (1821- 1885). Los dos maridos de Bárbara eran de origen alemán, lo que
muestra las prácticas endogámicas de las primeras generaciones de inmigrantes.
Durante su larga vida (de acuerdo
a los cánones de la época), Bárbara fue testigo de cómo las bucólicas tierras
al sur del Riachuelo se transformaban en un incipiente polo industrial, pero
también debió presenciar tragedias como la de sus hermanos Pedro y Santiago:
…”Pedro y Santiago se casaron (respectivamente) con las hermanas Ramona y
Mariana Petry Ferber. Esta última dio a luz el 15 de diciembre de 1867 a una
niña, Cristina; la octava hija del matrimonio. Al otro día, se iniciaba la
epidemia de cólera en Barracas al Sud, pero quizás lo que más haya preocupado a
Santiago entonces, fue que Mariana sufrió serias complicaciones tras el parto,
por las cuales padeció algunas semanas de agonía.
Con Mariana en ese estado y en un contexto cada vez más ominoso, Sebastián
se las ingenió para bautizar a la recién nacida en la nochebuena de 1867; sin
saber que días después comenzaría a evidenciar los primeros síntomas del
Cólera, que también afectó a su sobrino Jorge, de 12 años; uno de los nueve
hijos de Pedro.
La segunda quincena de enero del ’68 fue terrible: El 19 de enero murió
Mariana, el 20 de manera repentina falleció Pedro; el 21, de cólera, Santiago;
y finalmente el 23; del mismo mal, el joven Jorge. Todos fueron enterrados en
el Cementerio Provisorio.
La hija mayor de Santiago y Mariana, Catalina; contaba con diecisiete años
cuando quedó huérfana; y tres años después en febrero de 1871 (plena epidemia
de Fiebre Amarilla) se casó con Juan Celedonio del Corazón de Jesús Farrell,
con quien tuvo 11 hijos, de los cuales el menor fue, nada más y nada menos, el
Presidente de Facto Edelmiro Julián Farrell (1887- 1980)”…[2]
El 2 de junio de 1897 Bárbara
falleció a los 80 años, y sus hijos levantaron el monumento que hasta el día de
hoy la recuerda.
[1] Cabría pensar que la vid y las hojas de parra remitían al oficio
tradicional de la familia Plaul. No obstante, simbólicamente la vid es un árbol
sagrado, que produce vino, la bebida de los Dioses; especialmente de Dionisio,
emparentado con los Misterios de la Muerte. …”La
vid es la expresión vegetal de la inmortalidad; el vino de la juventud y la
vida eterna”… CHEVALIER, Op. Cit.
El Ancla, por otro lado, aludiría a la firmeza, la
solidez y también a la esperanza.
[2] WIECKIEWICZ, Agustin “Los Cementerios
Viejos en la Provincia de Buenos Aires: El Caso de Barracas al Sud (1854-
1876)”, Monografía inédita, 2022
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