jueves, 17 de octubre de 2024

PANTEON APHALO 1896

 


Nombre: Familia Aphalo

Categoría: Panteón Familiar con nicheras exteriores

Data: 1896

Ubicación: Sector 13, división 4, sepulturas 30 a 35 y 67 a 72

Constructor: Juan Arduino

Características: Este Panteón de aires neoclásicos, remite al severo estilo de la Roma republicana, con escasa ornamentación, a no ser por las pilastras que franquean la entrada arquitrabada. En el frontis de la misma se observa la fecha de construcción y el apellido familiar. El revestimiento combina la imitación sillería y el mármol de las tapas de los nichos, que se disponen en dos niveles. La construcción remata en un frontón triangular con acróteras y un crismón en el tímpano. Se encuentra bastante deteriorada.

Su autor, Juan Arduino (1858- 1912) fue un célebre escultor de origen italiano, que decoró la Escuela Presidente Roca, frente a la Plaza Lavalle. Al morir, sus alumnos de la Academia Nacional de Bellas Artes, instalaron una placa en el Panteón a modo de homenaje.

Domingo Aphalo nació en 1799 en Orsanco, País Vasco Francés. Estaba casado con Juana Galbarne, con quien tuvo siete hijos. La familia llegó al país alrededor de 1850 y se asentó en Barracas al Sud, donde Domingo se empleó como jornalero. Los dos hijos mayores del matrimonio, Juan y Marcos (de 25 y 23 años respectivamente); murieron con pocos días de diferencia en noviembre de 1868 víctimas de viruela, siendo enterrados en el Viejo Cementerio Muncipal, y trasladados al actual años más tarde. Los malogrados hermanos y su padre (fallecido en 1878) aún comparten uno de los nichos, pudiéndose distinguir sus nombres en una placa de mármol casi ilegible.

Hacia fines del siglo XIX, los descendientes de Domingo lograron alcanzar una próspera situación; especialmente Francisco Aphalo (1857- 1943), que se dedicó al comercio. Por esa razón, tras el fallecimento de Juana Galbarne en 1896, se levantó el Panteón Familiar; contratando los servicios de Juan Arduino, nada más y nada menos.

Dice el Diario “La Ciudad” sobre Francisco Aphalo:

…” Nació en Avellaneda, en ese entonces Barracas al Sud, el 8 de mayo de 1857. Estuvo íntimamente ligado al desenvolvimiento de la ciudad, ya que a lo largo de sus años había podido ver la maravillosa transformación de la humilde aldea en pujante y vigorosa ciudad, y no poca de esa singular metamorfosis se debió a su fecunda obra en la sociedad local.

Actuó en el comercio, la banca en la industria, en las instituciones siempre imponiendo la rectitud de sus procederes aportando voluntad y obra con inquebrantable decisión.

En todos los órdenes de sus actividades, el caballero había impreso el sello de su personalidad, actuó en el seno de la sociedad con la impecable corrección de un hombre gentil y correcto, dejando siempre el recuerdo de su paso.

En el orden político fue un viejo y conspicuo militante del Partido Demócrata Nacional, al que representó en diversos cargos públicos con absoluta integridad y honra. Así ocupó la presidencia del consejo escolar durante varios períodos, recordándose su actuación como una de las más brillantes que cuenta ese organismo educacional.

Fue también presidente y uno de los fundadores de la Compañía de Seguros “La Comercial e Industrial de Avellaneda”, miembro del consejo local de la sucursal Avellaneda del Banco de la Provincia de Buenos Aires en su época inicial, socio fundador y dirigente del Club Pueblo Unido, también ocupó la presidencia de la Comisión Administradora del Hospital Fiorito, en el año 1918, durante la Intendencia del Dr. Manuel Beguiristain, propendiendo al impulso de la administración de dicho establecimiento sanitario.

El 13 de junio de 1943, a la edad de 85 años deja de existir don Francisco Aphalo, un vecino que para Avellaneda siempre fue una figura venerable y patriarcal”…[1]

Uno de los hijos de Francisco; el Ingeniero José Domingo Aphalo (1894- 1967) llegó a ser Intendente Municipal entre 1948 y 1952. Durante su mandato se realizaron importantes reformas en el Cementerio. Paradójicamente, sus restos descansan casi desapercibidamente en uno de los nichos de la parte inferior del Panteón.



[1] Diario “La Ciudad”. Avellaneda. 15/11/2004


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