viernes, 18 de octubre de 2024

PANTEON OHACO

 


Nombre: Ohaco

Categoría: Panteón Familiar

Data: Circa 1920/1930

Ubicación: Seccion 12, División 6

Constructor: Zetti/ Córdoba

Características: Otro ejemplo de Panteón ecléctico estandarizado de las décadas de los ’20 y los ’30, en este caso con varias placas que permiten inferir una profunda vinculación con Racing Club.

Juan Ohaco vino de Francia (probablemente del País Vasco) a mediados del siglo XIX. Asentado en Barracas al Sud, se casó en 1854 con María Larraburo, con la que tuvo tres hijos. El primogénito, llamado igual que su padre nació en 1855 y se dedicó al comercio, actividad que lo llevó a asentarse temporalmente en la Ciudad de Buenos Aires y en Magdalena.

Juan (hijo) se casó en 1883 con Juana Bordatto y tuvo cinco hijos, de los cuales dos fueron futbolistas de gran relevancia en la historia de Racing Club de Avellaneda: El mayor, también llamado Juan (nacido en 1888) se desempeñó como defensor desde 1906 hasta los primeros años de la década del ’10, ocupando nada más y nada menos que el lugar de capitán del equipo que logró el ascenso a primera división en 1910 y el primer campeonato en 1913.

Alberto Bernardino Ohaco (1889- 1950), el otro de los hijos de Juan; es sencillamente, uno de los jugadores más importantes de la Historia de la Academia. Al menos es el que más títulos oficiales ganó (20) y el que más goles convirtió (244). Comenzó a jugar en 1906, logró el ascenso a primera en 1910 y participó de los siete campeonatos consecutivos, de 1913 a 1919. Fue además el primer jugador de Racing en ser convocado a la Selección Nacional, con la que participó de las Copas América de 1916 y 1917. Dejando de lado las estadísticas, son los testimonios de quienes lo vieron jugar los que mejor dan cuenta de su calidad, por ejemplo, Félix Lorenzo “Borocotó”, quien decía lo siguiente:

...”Su fútbol era sereno, sin aristas podríamos decir. Ni el tiro violento ni el golpe de cabeza potente. Su avanzar era lento, como el fútbol de entonces, pero firme, seguro. Su gambeteo no legó al travieso que luciría después su reemplazante, Pedro Ochoa, expresión de baldío. Ohaco recurría a esa habilidad cuando el juego lo obligaba, pero prefiriendo siempre el pase, la colocación de pelota. Acaso la, característica saliente suya haya sido el pase preciso, justo, medido. Jugaba sin ningún esfuerzo aparente un fútbol armonioso, elegante, que reclamaba como música de fondo un vals vienés”…

Fue elogiada también su caballerosidad dentro del campo de juego, a tono con el espíritu de la época “amateur”. Con respecto a esto, el periodista Raúl Roux cuenta en una semblanza sobre el jugador:

…”El desempeño de este deportista le valió que en cierto momento se dijeran de él estas palabras elogiosas: "Es el jugador más completo de todos los tiempos; el capitán caballeresco, digno, que jamás protestó un fallo". Y una prueba de ello es la siguiente anécdota de un hecho presenciado por nuestro compañero Félix D. Frascara, hace ya mucho tiempo, en la casilla de la cancha de Racing: durante un partido, Natalio Perinetti, contra su costumbre, había protestado una decisión del referee. Ya en la casilla, Ohaco reconvino amigablemente a su compañero, terminando por recordarle que jamás debía olvidarse que vestía los colores de Racing”…

Como dato curioso, se dice que Ohaco tenía una tendencia a ocultar su rostro en las fotografías de equipo. Según Roux, el crack racinguista tenía sus motivos:

…”En cierta oportunidad, Molinelli, un fotógrafo de Avellaneda le hizo a Ohaco una buena fotografía de gran tamaño. Ohaco la vio, le gustó y le pidió a Molinelli que lo obsequiara con una copia. El fotógrafo prometió enviarle una, pero no cumplió, lo que dio lugar a que tantas veces como se encontraban, Ohaco repitiera su pedido y Molinelli su promesa. El caso es que Ohaco no tuvo la copia, y un día en que Molinelli iba a sacarle a Ohaco una instantánea en la cancha, éste bajó la cabeza, diciendo: "Vos no me podrás fotografiar más". Y como temiera que Molínelli enviara a otro en lugar suyo, cada vez que Ohaco veía acercarse un fotógrafo, bajaba la cabeza y aquel famoso sombrerito blanco malograba las intenciones del chasirete”…[1]

Alberto Ohaco falleció el 3 de enero de 1950 y sus restos descansan con los de sus hermanos y padres. Además, en el Panteón también se encuentra otro futbolista de los primeros años de la “Academia”, el defensor Angel Betular.

Necrológica de Alberto Ohaco aparecida en el Diario Crítica el 3/1/1950


[1] Las citas de ROUX y BOROCOTÓ; fueron tomadas de un artículo titulado “A la Carta: Alberto Ohaco”; publicado el 21 de agosto de 2018 en www.elgrafico.com.ar y elaborado en base a escritos de ambos periodistas realizados en la década del ’40.



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