viernes, 18 de octubre de 2024

PANTEON MALBEC

 



Nombre: Malbec

Categoría: Panteón Familiar

Data: 1950

Ubicación: Sección 2, división 7

Constructor: S/D

Características: Panteón racionalista revestido íntegramente en granito negro pulido. La monótona austeridad del conjunto sólo se ve interrumpida por los herrajes de la puerta de entrada a la capilla, y por las placas recordatorias, cuya decoración contrasta con la sobriedad pretendida. Una vista a su interior permite inferir que se encuentra en estado de abandono.

El Panteón guarda los restos del Doctor Ernesto Malbec (1903- 1991), uno de los pioneros de la cirugía plástica en nuestro país, jefe de esa área en el Hospital Ramos Mejía y Profesor en la Facultad de Medicina de La Plata. Escritor aficionado, volcó las vicisitudes de su carrera y su participación en distintos congresos internacionales, en libros como “Anecdotario de un Cirujano Plástico”, “Como se vive en Rusia” y “Yo los Ví Así”.

Además, Malbec fue un importante referente de Racing Club, donde después de un breve paso como jugador a principios de la década del ’20; llegó a ser Presidente de la Institución en 1933 y 1936, siendo quien tuvo la visión de contratar al gran Enrique “Chueco” García.

Como si esto fuera poco, Malbec fue en 1935 el primer presidente electo de la Asociación del Fútbol Argentino, que acababa de unificarse. En su breve paso por el cargo, se propuso “sanear” un sistema ya viciado por la corrupción y las sospechas de soborno, tal como lo decía en un reportaje publicado en la Revista “La Cancha” el 9 de marzo de ese año:

“Es necesario sanear el ambiente de todas esas impurezas, porque así lo exige un principio de honestidad y también porque de persistir esas inmoralidades el principio de la decadencia del deporte está ya señalado. Pero no es sólo en el campo de juego donde radica el mal. Eso no es más que una consecuencia, la causa ha estado casi siempre en el propio consejo. El consejero 'hábil', el que tiene por norte en su gestión que su club gane presuntos campeonatos, cualquiera sea su medio, ese elemento debe desaparecer. La maniobra, el enjuague, será proscripto de la dirección del fútbol"…[1]



[1] Revista “La Cancha”, Buenos Aires, 9 de marzo de 1935


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