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Blog independiente destinado a difundir el Patrimonio y las Historias que encierra el Cementerio Municipal de Avellaneda
sábado, 23 de noviembre de 2024
miércoles, 20 de noviembre de 2024
PANTEON CHIOZZA
Nombre: Familia Chiozza
Categoría: Panteón Familiar
Data: 1940/50
Ubicación: Sección 2, División
Constructor: S/D
Características: Se trata de un Panteón de
catálogo, encontrándose varios modelos similares en el Cementerio. Se destaca
el revestimiento simil piedra y las aberturas ojivales que remiten al gótico.
Su estado actual es de evidente abandono.
PANTEON ROASENDA
Nombre: Familia de Julio Roasenda
Categoría: Panteón Familiar
Data: Circa 1930
Ubicación: Sección 4, División 1
Constructor: Ver nuevamente
Características: El Panteón Roasenda presenta
elementos típicos de la arquitectura románica: El arco de medio punto, las
columnas pareadas y el techo a dos aguas que remata en una cruz latina. A ambos
lados de la entrada se disponen varias placas de bronce, la mayoría homenajean
a Luis Roasenda.
El Agrimensor Luis Roasenda (1889- 1961) tuvo una
destacada labor en el Departamento de Obras Públicas del Municipio de
Avellaneda; pero además tuvo gran vinculación con diferentes entidades del
Partido: Los Bomberos Voluntarios, el Rotary Club, el Club Pueblo Unido; y
especialmente la Junta de Estudios Históricos, constituyéndose como uno de los
pioneros de la historiografía avellanedense. Su fallecimiento el 20 de agosto
de 1961, en un accidente automovilístico, fue recibido con hondo pesar por la
comunidad local. Actualmente una calle lleva su nombre.
PANTEON PIENOVI
Nombre: Pienovi
Categoría: Panteón Familiar
Data: 1929
Ubicación: Sección 5, División 1
Constructor: S/D
Características: Panteón íntegramente revestido
en granito negro, de líneas muy simples, en el que se destacan, la puerta esquinada
con una herrería que combina distintas formas geométricas; y la lámpara votiva
que remata el conjunto. Además de presentar un buen estado de conservación,
todavía mantiene los bronces dedicados a la memoria de Francisco Pienovi.
PANTEON TARACE Y ARREGUI
Nombre: Familias
Tarace y Arregui
Categoría: Panteón
Familiar
Data: Circa 1920/
1930
Ubicación: Sección
5, División 3
Constructor: S/D
Características:
Panteón de características eclécticas y estandarizadas, típico de la época.
Presenta dos voluminosas placas de bronce decoradas por llamas votivas y
motivos dolientes. Ambas homenajean a Armin Itoiz.
Armin, “El Zurdo”
Itoiz, fue un importante basquetbolista que supo defender los colores de Racing
Club en el primer lustro de la década del ’30. Su fallecimiento en octubre de
1934, a muy temprana edad conmocionó al ambiente deportivo, tal como lo refería
la revista “El Gráfico” en su necrológica:
…”Así, con la misma familiaridad de
siempre. El Zurdo. Le decíamos así y con el mismo mote lo recordaremos hasta
ese lejano mañana en el que otros recuerdos vayan apagando el suyo. (…) Cuesta
creer que se haya ido. Ni viéndolo en el ataúd se pudo aceptar su muerte.
Joven, vigoroso, atlético; pleno de salud. Un segundo bastó para que todo ese
físico fuera despojado de fuerza y de vida. ¿Qué habrá ocurrido?. Lo ignoro y
no quiero hurgar. Hay misterios que nunca deben conocerse”…[1]
PANTEON GREGORIO RAMIREZ
Nombre: Sin Denominación (presumiblemente vandalizada)
Categoría: Panteón Familiar
Data: Circa 1930
Ubicación: Sección 8, División 7
Constructor: Ver nuevamente
Características: Panteón de líneas simples que
combina granito pulido y rústico en su revestimiento. A ambos costados de la
entrada se disponen sendas placas de bronce dedicadas a Gregorio Armando Ramírez.
Gregorio Ramírez fue un dirigente de Racing que
integraba la subcomisión que se ocupaba del balneario del Club, ubicado en la
costa de Villa Domínico e inaugurado en 1934. El 21 de noviembre de 1936, tras
una reunión en el predio; el auto que transportaba de regreso a Ramírez (y a
otras tres personas entre las que se encontraba Antonio Salustio, ex
vicepresidente del Club), cayó a una zanja provocando su muerte por asfixia.
Sus restos fueron velados en la flamante sede de
Mitre 934 y conducidos al Cementerio de Avellaneda, donde el entonces
Presidente de la Institución Ernesto Malbec le dedicó un emotivo discurso
fúnebre:
…”Has muerto en el cumplimiento de tu deber, ultimando los preparativos
de una inauguración que, por ser nuestra, jamás abandonarías; has sacrificado
tu vida y que en algún momento ella sea un espejo donde deban converger las
miradas de los señores asociados que protestan injustamente contra los
dirigentes, dado que no los saben ni los creen capaces de sacrificios sublimes
como el caso presente.
Que sirva de meditación silenciosa esta tumba, como si fuera un templo,
que nos guíe y nos ilumine en el futuro de nuestras actividades. Que sea
considerada como una fuente intocable y respetada de recursos donde será
menester recurrir en caso necesario de inspiraciones superiores. Que sea un
sepulcro de abnegación son mis deseos, que comparten todos los aquí presentes.
Ramírez: No te podemos rendir más homenaje, todo escapa de la órbita de
nuestro alcance, por lo demás ellos serán siempre insuficientes, comparados con
tus merecimientos, pero a pesar de ello, yo se que sonriente me estás
contestando: Malbec, no hacía falta nada de esto”…
Noticia del Accidente que terminó con la vida de Gregorio Ramírez aparecida en Crítica 22/11/1936
PANTEON ANGEL BALSAMO
Nombre: La Unión Cívica Radical a D. Angel Bálsamo
Categoría: Panteón Familiar
Data: 1922
Ubicación: Sección 14, División 3
Constructor: S/D
Características: Panteón ecléctico en el que se
destaca la entrada, franqueada por dos semicolumnas de capiteles compuestos. En
la misma línea de las semicolumnas, se proyectan sendas lámparas votivas que
rematan en una voluminosa cruz. El frontis contiene una importante placa de
bronce con la que la Unión Cívica Radical homenajea a Angel Bálsamo para la
posteridad.
Angel Bálsamo (1880- 1921) fue un militante
radical que actuaba en la zona de Villa Pobladora, era un “Hombre de Agustín
Debenedetti”. Su asesinato, acaecido el 7 de diciembre de 1921 fue una triste
consecuencia de las elecciones a Gobernador de la Provincia de Buenos Aires de
ese año. Si bien nunca se llegó a probar definitivamente, el Partido Radical,
acusó del hecho a ciertos elementos del Partido Conservador, mostrando que, aún
después de la Ley Sáenz Peña, la violencia política seguía estando a las
órdenes del día.
Devenido en “mártir” para sus “Correligionarios”, Bálsamo no gozaba de
tan buena reputación en otros sectores, como los Socialistas, que así hablaban
de él en “La Vanguardia” tras su fallecimiento:
PANTEON LODEIRO Y CASELLA
Nombre: Ladeiro y Casella
Categoría: Panteón Familiar
Data: Circa 1950
Ubicación: Sección 15, División 2
Constructor: S/D
Características: Panteón estandarizado de mediados del siglo XX. Como rasgo
distintivo se destaca la numerosa cantidad de placas de bronce dedicadas a la
memoria de Juan Manuel Casella Piñero.
Juan Manuel Casella Piñero (1908- 1962) fue un importante político radical.
Periodista de profesión, fue Diputado Provincial durante el primer gobierno de
Juan Domingo Perón, de quien fue ferviente opositor. Tras la ruptura de su
partido, transitó la Unión Cívica Radical del Pueblo, por la cual llegó a ser
Diputado Nacional durante el Gobierno de Frondizi. Su hijo es Juan Manuel Casella,
Ministro de Alfonsín y candidato a vicepresidente en 1989.
En 1950, Casella Piñero se convirtió en noticia nacional, cuando en una sesión de la Legislatura Bonaerense no se puso de pie tras las palabras de un diputado peronista que había equiparado la figura de Don José de San Martín (era justamente el "Año del Libertador") con la del entonces presidente Juan Domingo Perón. Su fotografía, sentado y fumando; motivó fuertes críticas en los periódicos cearcanos al gobierno, tal como lo muestra "Crítica" en su edición del 28 de abril de 1950.
PANTEON AGUSTIN DEBENEDETTI
Nombre: Agustín Debenedetti
Categoría: Panteón Familiar
Data: 1929
Ubicación: Sección 14, División 2
Constructor: Pedro Sedelli
Características: Se trata de un panteón en el
que predominan las líneas geométricas y escalonadas típicas del Art Decó, con
un revestimiento de mármol blanco que lo hace bastante original en su contexto.
Entre sus bronces se destaca uno coronado por un relieve del homenajeado que reza
lo siguiente:
“AGUSTÍN DEBENEDETTI
(1863- 1929)
PAX
Prestigioso ciudadano
Soldado de la primera
Hora enrolado en las
Filas de la Unión Cívica
Radical. Ex legislador
Ex intendente y Ex
Concejal de Avellaneda
Lo fue correcto, honesto
Y virtuoso
Sus amigos en el primer
Aniversario de su
Fallecimiento”
Agustín Debenedetti fue quizás el hombre más
importante del radicalismo avellanedense en el primer cuarto del siglo XX.
Hombre de fortuna, supo tener junto a su hermano Bernardo una distribuidora de
licores, soda y gaseosas en la Avenida Pavón. Como bien informa su placa, fue
Intendente Municipal entre 1901 y 1903, cuando Avellaneda aún era Barracas al
Sud. Fue rival político de los Barceló y uno de los artífices de los triunfos
radicales de la década del ’10 y del ’20. Sin embargo, mantuvo una relación bastante
conflictiva con Hipólito Yrigoyen, de quien se terminó distanciando.
En el Panteón también descansan los restos de su
esposa y de sus hijos entre ellos Agustin, quien se suicidó arrojándose a un
tren el 20 de noviembre de 1932
PANTEON PARIANI GRONDONA
Nombre: Familia
Pariani- Grondona
Categoría:
Panteón Familiar
Data:
Circa 1950/1960
Ubicación:
Sección 7, División 7
Constructor:
S/D
Características:
Panteón estandarizado íntegramente revestido en granito negro. Alrededor de la
entrada se dispone una gran cantidad de placas de bronce, la mayoría dedicada a
honrar la memoria de Julio Humberto Grondona.
Julio
Humberto Grondona (1931- 2014) es tal vez la figura de mayor relevancia
internacional que se encuentra en el Cementerio de Avellaneda. Proveniente de
una familia dueña de una tradicional ferretería en Sarandí, tanto Julio como
sus hermanos se dedicaron con pasión al fútbol, fundando en 1957 el Arsenal
Futbol Club; institución de la que fue jugador y Presidente. Paralelamente fue
dirigente de Independiente, Club del que también fue presidente. Sin embargo,
su rol más destacado (y extenso) fue el de regir los destinos de la Asociación
del Fútbol Argentino desde 1979 hasta su muerte. Ponderado y criticado; “Don
Julio” también tuvo un importante rol como Vicepresidente de la FIFA.
Tras su
fallecimento, fue velado en el predio de la AFA en Ezeiza, y de allí sus restos
se trasladaron a la necrópolis, donde se reunió una multitud a despedirlo.
viernes, 1 de noviembre de 2024
"MOLNAR, HÉROE DEL ASCENSO, HÉROE DE LA VIDA", DE AGUSTIN EDUARDO WIECKIEWICZ
WIECKIEWICZ, "Molnar, Héroe del Ascenso, Héroe de la Vida" AEW Editor, 2024
Este libro no trata del Cementerio en si mismo, sino de un ex futbolista que trabaja como encargado de mantenimiento y limpieza en el Pabellon de la calle Oyuela. Las razones que me llevaron a encontrarlo, su carrera deportiva y su actividad como militante solidario; se encuentran en esta publicación lanzada en agosto de este año. Les dejo parte de la introduccion:
INTRODUCCION
Conocí a Miguel
Angel Molnar de manera casual (o no), una mañana de julio de 2023. Me
encontraba realizando un trabajo de campo en el Cementerio de Avellaneda,
guiado por un objetivo que todavía mantengo en pie: Elaborar una descripción
íntegra del sitio, en homenaje a sus 150 años de existencia.
Ese día, estaba
buscando información sobre los pabellones perimetrales de la Calle Oyuela,
especialmente el que contiene los Murales de Juan Carlos Castagnino y Manuel
Colmeiro; y cuyo diseño se le atribuye al célebre arquitecto Mario Roberto
Álvarez. Quería hallar alguna firma, alguna fecha fundacional; y suponía
que, tal vez, algún trabajador de la zona me podía ayudar.
Los
trabajadores municipales desconfían de todo aquel que, como yo, deambula por el
Cementerio sin un objetivo fijo, hace preguntas, y encima intenta tomar
fotografías. Por eso, suelo tener que dar ciertas explicaciones sobre mis
intereses, que nada tienen que ver con el periodismo amarillista, o la
exploración urbana de tintes morbosos…
Solamente quiero
saber más sobre el Cementerio… pero esa mañana la cuestión estaba
particularmente esquiva.
Así me lo hizo
saber Claudio, un municipal con quien estuve hablando largo rato. No obstante,
a fuerza de preguntas y simpatía, se fue ablandando y me contó, entre otras
cosas, que muchos pabellones carecen de nombres oficiales, pero adquieren
denominaciones “de facto”: El de Larralde y Oyuela, por ejemplo, es “La Cruz
Mayor” por la tremenda cruz de Capurro que decora su escalinata. El
contiguo, frente al Parque Conmemorativo, es el de “Las Lloronas”; por las
esculturas que presiden sus ingresos…
Justamente ese
pabellón me interesaba: El de “Las Lloronas”, el de los Murales, el de Mario
Roberto Álvarez…
Claudio no
tenía idea si existía alguna firma o placa con datos sobre el edificio, pero me
sugirió hablar con el “Cuidador” del área… el “Ruso” Molnar” (escuché
Morna).
“Un futbolista
famoso, jugó con Maradona”, especificó.
¿Cómo?...
Las palabras de
Claudio hirieron mi orgullo. Yo, que siempre me jacté de saber de historia del
fútbol; no suelo utilizar el término “No lo Conozco”… Pero en esa oportunidad
tuve que hacerlo: Ignoraba completamente la existencia de ese personaje… Por
suerte estaba ahí muy cerca, sentado al pie de un Panteón Familiar, charlando
con un compañero, tomando mate y un poco de sol invernal…. Como un Diógenes moderno.
"EL PARTIDO DE AVELLANEDA 1580- 1890", DE ANTONIO TORASSA
TORASSA, Antonio; “El Partido de Avellaneda 1580- 1890”, Publicaciones del
Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires, 1940
Si bien se dedica al Partido en general, el apartado que Torassa les dedica al Viejo Cementerio y al Actual, constituye el primer intento de desentrañar su historia con un criterio documental. Por eso, además de sus conclusiones, este pionero de la historiografía avellanedense nos brinda dos fuentes interesantísimas: Un plano de lo que sería el Viejo Cementerio después de su remodelación (que no llegó a realizarse), y la ordenanza redactada por Manuel Estevez y Caneda en 1866, que antecedió a la del mismísimo Cementerio de la Recoleta. Un trabajo realmente fundacional.
LA EVOLUCION DEL CEMENTERIO EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
Durante la
segunda mitad del siglo XX, el crecimiento poblacional del Partido se detiene.
Paralelamente, la meta aspiracional del “Panteón Familiar” cede el lugar a
manifestaciones más austeras, que ya no buscan concesiones “A perpetuidad”.
Además, la aparición de los Cementerios Privados y las cremaciones le quitan al
Municipio el monopolio en la cuestión funeraria.
Como resultante
de este proceso, la extensión del espacio de la necrópolis deja de ser un
problema de agenda, justamente cuando el entorno iba camino a su total
urbanización (lo cual hubiese dificultado nuevas ampliaciones). No obstante, se
desarrollan otros fenómenos dignos de mención:
· Uno de ellos es que se seguirán
construyendo pabellones de nichos sobre los muros perimetrales del Cementerio.
Estas tipologías no solo mantendrán su vigencia, sino que se convertirán en la
mejor alternativa para las familias que quieran mantener a sus deudos en un
lugar físico no tan oneroso como un Panteón. Además, los pabellones
(especialmente los privados), ofrecerán condiciones más seguras ante el
creciente problema del vandalismo.
·
Paralelamente, la construcción de
Panteones se detiene a la altura de la Calle Lucena, límite tras el cual
quedarán las sepulturas en tierra. Ya más cerca de fines del siglo XX estas
tipologías comenzarán a transitar un proceso de abandono progresivo, producto
de la “extinción” de familias o familiares interesados en el culto funerario a
la manera decimonónica. El núcleo histórico del Cementerio será el que más acuse
este abandono, que se manifestará en el deterioro progresivo de las
construcciones.
· Este deterioro se verá potenciado por el
creciente problema del vandalismo, que irá despojando a los Panteones de todos
aquellos elementos que puedan ser vendidos, principalmente placas de bronce.
Unido a la sustracción de estos elementos de valor aparece, como fenómeno
complementario, el de la rotura de puertas y vitrales; que no hace más que
acelerar este proceso.
·
Por otro lado, durante la década del ’70,
ciertas partes del Cementerio fueron utilizadas para ocultar procedimientos y
víctimas del Terrorismo de Estado. Estos lugares, que fueron investigados a
partir de los ’80 por el Equipo Argentino de Antropología Forense, van a ser
reconfigurados en las primeras décadas del siglo XXI como Sitios y Espacios de
Memoria, con una activa intervención y señalización municipal. Tal es el caso
del “Sector 134” y del “Monumento Homenaje a los Caídos el 23/12/1975 en Monte
Chingolo”, a los que podemos sumar por su carácter evocativo, el Cenotafio en
Homenaje a los Héroes de Malvinas.
·
A pesar de que actualmente sigue en
funcionamiento, el Cementerio Municipal de Avellaneda, como otras necrópolis;
no está exento de polémicas en torno a su futuro: Como dijimos antes, las
modificaciones en las costumbres funerarias han provocado un descenso en la
cantidad de visitantes; razón por la cual muchos comercios afines del entorno
(florerías, marmolerías) han desaparecido. Además, el abandono y el vandalismo
han fortalecido en la opinión pública la idea de que el Cementerio es un lugar
“peligroso”, apuntando al Estado (y su brazo municipal) como responsable único
de la situación. A esta visión negativa contribuye la proliferación de
“exploradores urbanos”, que de manera morbosa buscan crear contenidos de
impacto para las redes sociales. Al ser visto desde ese tamiz, el Cementerio
efectivamente aparece como un lugar despojado de cualquier atractivo.
·
No obstante, en las últimas décadas se
ha avanzado en el reconocimiento del Cementerio por su valor histórico y
estético. El punto de partida de esta consideración está en los relevamientos y
monografías realizadas por María Cristina Echazarreta, y María Cristina Lanza,
siendo esta última pionera en el desarrollo de visitas guiadas a la necrópolis.
Por otro lado, en 1992 se promulgó la Ordenanza 8998/1992 que declara al área
primitiva del Cementerio de Avellaneda (junto con el Cementerio de la Zwi
Migdal) como Patrimonio Histórico, Arquitectónico y Cultural del Municipio.
Esta ordenanza amplió su extensión en 1998 a los Murales de Juan Carlos
Castagnino y Manuel Colmeiro, y en 2002 al Panteón Debenedetti. Junto con la
creación de Sitios y Espacios de Memoria, estas acciones muestran una posible
revinculación del Cementerio con la población, ya no desde su aspecto
utilitario, sino como un “Museo” a cielo abierto.
QUINTA AMPLIACION
Hacia mediados del siglo XX, el crecimiento demográfico del Partido de Avellaneda tiende a estabilizarse. No obstante, el Municipio resuelve adquirir el triángulo que se había formado entre el límite sudoeste del Cementerio, y las calles Casacuberta y San Lorenzo; donde habría funcionado una chanchería[1].
Imagen que ilustra el terreno adquirido durante la última ampliacion. Fuente: Anuario La Opinión 1953
Esta última ampliación, realizada durante la Intendencia del Ingeniero José Aphalo (1948- 1952), terminó de darle a la necrópolis una forma rectangular con dos irregularidades: La lonja que surge de la diferencia entre El Salvador y San Lorenzo; y el vértice saliente que forma Casacuberta al describir una pequeña curva antes de interceptarse con Oyuela.
Vista panorámica del Cementerio. Fuente: www.google.com/maps |
Además, durante
esos años se levantó una sección de nichos sobre Oyuela, proyectada por Mario
Roberto Álvarez, que contiene en sus ingresos, sendos murales realizados por
los artistas Manuel Colmeiro y Juan Carlos Castagnino; y otra sobre Larralde en
dirección El Salvador.
Durante las
décadas del ’40 y ’50 la construcción de Panteones Familiares habría llegado a
su apogeo de la mano del importante proceso de distribución de la riqueza
generado por los gobiernos peronistas (1946- 1955). Así, una nueva camada de
construcciones estandarizadas irá llenando los espacios disponibles, dándole a
la parte del Cementerio que da a Larralde un aspecto abarrotado, compacto y de
cierta monotonía, que sólo rompen algunas obras en las que se observan
elementos del racionalismo arquitectónico.
TERCERA Y CUARTA AMPLIACION
Durante la década del ’30 el crecimiento poblacional tiene un nuevo empuje
gracias a las migraciones internas, que llegan a una Avellaneda en pleno
desarrollo industrial. En ese contexto cada vez más urbanizado, muchos de los
antiguos arroyos de la cuenca del Riachuelo- Matanza se van entubando. Tal es
el caso del Arroyo Brown, que corría paralelo al límite sudeste del Cementerio,
entre Puerto de Palos y Oyuela. El espacio resultante será aprovechado por el
Municipio para seguir ampliando la necrópolis, que ya debía absorber las
necesidades de alrededor de un cuarto de millón de personas.
Las obras se realizaron durante la última etapa de Alberto Barceló como
Intendente, es decir entre 1932 y 1940: En un primer momento, se añadió una
lonja de tierra que iba desde Puerto de Palos hasta Oyuela, y desde Larralde
hasta Heredia. Posteriormente se avanzó sobre Oyuela en dirección sudoeste
hasta llegar a Casacuberta. Así el Cementerio se transformó en un cuadrilátero
con uno de sus lados (el sudoeste) oblicuo, tal como puede verse en el Plano
Peuser de 1935.
Junto con las
ampliaciones se realizan mejoras en la infraestructura del Cementerio, entre
ellas el traslado del osario a la zona ganada hacia Oyuela, en torno a la cual
se dejará prudentemente un área que pasará a conocerse como “Parque
Conmemorativo”. Además, se demolerán las antiguas nicheras de la zona de la
salida vehicular y se construirán unas nuevas sobre Larralde, que se
complementarán con un importante Pabellón de estilo neorrománico, proyectado
por el Ingeniero Alejandro Varangot. Sin embargo, la reforma más “visible” de
esta etapa será la construcción del actual pórtico de acceso peatonal, junto
con nuevos edificios para la Administración y la Capilla, levantados entre los
años 1938 y 1939; también de lenguaje neorrománico.
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Aspecto del cruce de las avenidas principales del Cementerio luego de las reformas realizadas bajo la Intendencia Barceló. Fuente La Libertad Anuario 1938 |
Con estas
ampliaciones, la necrópolis ganó otras 90 secciones, que fueron reservadas
mayoritariamente para sepulturas en tierra. Paralelamente, la construcción de
Panteones cada vez más estandarizados y económicos se seguirá extendiendo desde
el espacio originario hacia el sudoeste.
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Plano del Cementerio hacia 1935. Fuente: Archivo Histórico Muncipal |
viernes, 25 de octubre de 2024
LA SEGUNDA AMPLIACION
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Detalle Plano Bemporat 1927 donde puede observarse la segunda ampliación del Cementerio. Fuente: Oficina Bemporat, “Plano Bemporat de la Capital Federal 1927”, en www.themaphouse.com |
La primera ampliación, aunque necesaria, rápidamente se reveló insuficiente ante el acelerado crecimiento de la población y la proliferación de las concesiones “A perpetuidad”. Por esta razón, a principios de la década del ‘20, bajo la Intendencia de Nicanor Salas Chávez, hombre de confianza de Alberto Barceló; se procedió a realizar una segunda ampliación comprando el resto de los terrenos que habían pertenecido a los Bedoya: Ahora el Cementerio llegaría hasta la calle El Salvador en dirección noroeste; mientras que hacia el sudoeste se extendería desde la altura de la calle Helguera en línea oblicua hasta la calle Casacuberta. Con este formato, la necrópolis aparece en distintos planos de las décadas del ’20 y ’30 como el Bemporat de 1927; en el que también se observa como el entorno se siguió loteando, generando la aparición de Villa Hue y el Barrio Obrero.
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Plano de 1920, con lo que sería la segunda ampliación del Cementerio. Fuente: Archivo Histórico Municipal |
Gracias a la segunda ampliación, se sumaron aproximadamente unas 90
secciones. Las más cercanas a Larralde (en ese entonces Agüero) siguieron el
proceso de expansión de los Panteones Familiares, cuyos formatos cada vez más
estandarizados y económicos, satisfacían las demandas de los sectores medios
que lograban llegar a la “bóveda” propia. En esa zona, se construyó en 1929 el
Panteón de la Sociedad Roma, el más extenso hasta el momento. A tono con los
cambios estéticos, en esta época ya se observan influencias del Art Decó y el
abandono de lo figurativo, que sólo seguirá manteniéndose en los trabajos de
herrería y las placas recordatorias.
miércoles, 23 de octubre de 2024
LAS AMPLIACIONES DEL CEMENTERIO: LA PRIMERA AMPLIACION
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Plano del Cementerio Municipal de Avellaneda. Circa 1911- 1922. Fuente: Archivo personal María Cristina Lanza. |
Hacia 1910, la población de Avellaneda (llamada así desde 1904) era de
aproximadamente 140000 habitantes. Si consideramos que cuando el Cementerio se
puso en funcionamiento vivían poco más de 8000 almas en el Partido, es evidente
que el crecimiento demográfico lo estaba dejando “chico”. Además, recordemos
que la adquisición de parcelas “a perpetuidad”, si bien ayudaba al
embellecimiento estético; restaba espacio para las sepulturas en tierra.
Ante esta situación, el Municipio, ya bajo la gestión de Alberto Barceló;
decidió ampliar la necrópolis, adquiriendo alrededor de tres hectáreas en
dirección sud oeste, entre las propiedades de los Salaberría y los Bedoya. Este
terreno iba desde Lucena hasta la altura de Heredia, y desde Puerto de Palos
hasta un punto intermedio entre América del Norte y Pedernera. Como resultado,
el Cementerio pasó, de un rectángulo, a ser una especie de “L”, tal como lo
atestigua el Plano Peuser de 1912, que también muestra un entorno en el que las
tierras de los antiguos propietarios ya se estaban loteando para formar los
primeros barrios de la zona, como “Villa Colón”.
Con la ampliación, el Cementerio sumó 19 secciones (de la 17 a la 36), que
fueron utilizadas preferentemente para sepulturas en tierra. El casco original,
por otra parte, se siguió llenando de Panteones, en los que ya se observan
influencias del Art Nouveau, y nuevos revestimientos, como el granito rústico o
pulido.
Además de la expansión, la necrópolis mejoró su infraestructura: se nivelaron
las calles, se finalizó el pórtico de acceso, y en el cruce principal, en 1911;
se emplazó el monumento al Doctor Nicanor Basavilbaso; obra del escultor Luigi
Trinchero; que hasta hoy ocupa ese lugar de privilegio.
LAS AMPLIACIONES DEL CEMENTERIO: EL ESPACIO ORIGINARIO
EL ESPACIO ORIGINARIO
El terreno original que el Municipio compró a los Bedoya, era de
aproximadamente 2 hectáreas comprendidas entre las actuales Larralde, Lucena, Puerto
de Palos; y lo que hoy es la salida vehicular (a mitad de camino entre Gral
Pedernera y El Salvador). Formaba un rectángulo rodeado de quintas y bañados,
que al noroeste lindaba con las tierras de la Familia Porcel de Peralta (donde
posteriormente se ubicará el Cementerio de ACLIBA); al noreste con las tierras de los herederos de Tristán Bedoya, al sudoeste con las de
Francisco Hue y A. Degoy; y al sudeste con las que mantuvo Genoveva Bedoya y que luego comprará la Familia Salaberría. Entre
Lucena y Oyuela, corría el Arroyo Brown, uno de los tantos afluentes del
Sarandí, hoy entubado.
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Espacio Originario del Cementerio hacia 1890. Fuente: Archivo Histórico Muncipal |
El emplazamiento estaba prudentemente alejado del núcleo urbano del
Partido, y era potencialmente ampliable. Poseía un muro sobre Crisólogo
Larralde, calle que en ese momento se denominaba “Camino al Cementerio” y un
humilde pórtico de rejas. Probablemente el resto del perímetro no era más que
un simple alambrado, a la manera de muchos cementerios rurales; lo cual explica
la existencia de sepulcros vivero o “corralitos”, de los que solamente subsiste
el de Catalina Apat.
La planta del Cementerio y su disposición, eran similares a las del
primitivo enterratorio de la Calle Belgrano, con dos avenidas principales: La
de acceso peatonal, que empalmaba con la calle América del Norte (hoy Barceló);
y otra perpendicular. Ambas formaban una cruz[2] y definían
cuatro áreas con cuatro secciones cada una. Cada sección se dividía en 7
divisiones o “tablones”, con sepulturas de 1 vara de ancho. En el cruce de las
avenidas principales (secciones 4, 5, 12 y 13) comenzaron a construirse los
primeros Panteones Familiares importantes, algunos de los cuales siguen en pie,
como el de los Etchegaray, Puyade, Palma, Pérez, Provilo, Gaete, Echevarría y Estévez.
De esta época datan también los primeros Panteones Sociales, como el de la
Asociación Española de Socorros Mutuos de Avellaneda; y especialmente, el de la
Sociedad Argentina de Socorros Mutuos, cuya ubicación remata aún la calle de
acceso peatonal. En ambos tipos (familiares y sociales) predomina el estilo
neorrenacentista italiano, con revestimiento de mortero, o en algunos casos;
mármol.
Hacia la actual salida vehicular (entre secciones 8 y 16) se emplazó el
primer osario, y se construyeron nicheras que se proyectaban hasta Lucena.
Durante la década del ’30, al demolerse las nicheras se formaron las secciones
27 bis y 7 bis, más angostas que las anteriores.
A pesar de ser de reciente data, a pocos años de su entrada en funciones,
ya existían críticas hacia el mantenimiento del Cementerio, tal como lo
atestigua el entonces Intendente Manuel Estévez, quien en 1890 lo encuentra en
un estado “Deplorable”, aconsejando la forestación del espacio y la
pavimentación de las calles principales[3].
Probablemente durante estos primeros años el marco regulatorio fue la
Ordenanza redactada por Estévez para el primitivo Cementerio en 1866,
complementada por los artículos 52 al 51 de la Ordenanza sobre Higiene Pública
de 1892. Recién el 15 de noviembre de 1910 se aprobó la Ordenanza General de
Cementerios que, con algunas modificaciones, rige hasta la actualidad[4].
[1] Según ARIES, Op.
Cit., esta problemática ya aparece en París a mediados del siglo XIX:
…”Una memoria del Prefecto
del Sena de 1844 expone las dificultades (…) de la concesión perpetua, cuyos
efectos no podían ser previstos en origen, y la presión de una población
siempre creciente. Este sistema termina por congelar el terreno, al mismo
tiempo, por la duración de las concesiones y el amontonamiento de los
monumentos”…
[2] La planta en cruz
de los Cementerios Públicos, además de facilitar la mensura del espacio y la
circulación de aire, también reviste de un significado simbólico:
…”Es la cruz la que recorta
, ordena y mide los espacios sagrados como los templos, dibuja las plazas de
las ciudades, atraviesa los campos y los cementerios. La intersección de sus
ramas marca las encrucijadas; en ese punto central se eleva un altar, una
piedra o un mástil”… CHEVALIER,
Jean (Dir), “Diccionario de los Símbolos”,
Herder, Barcelona, 1986
[3] LANZA, María
Cristina; “Los Cementerios en Barracas al Sud/ Avellaneda”, Monografía Inédita.
[4] Las información
sobre las ordenanzas de 1892 y 1910 se desprende del material aportado por
María Cristina Echazarreta.
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