domingo, 9 de marzo de 2025

PANTEÓN RAMACCIOTTI

 


Nombre: Flia Ramacciotti

Categoría: Panteón Familiar

Data: Circa 1950

Ubicación: Sección 51, División 7

Constructor: S/D

Características: Se trata de un típico panteón estandarizado de mediados del siglo XX, sin más seña distintiva que la familia a la que pertenece. Sin embargo, tras la robusta cruz de hierro que constituye la puerta de acceso al recinto, se encuentran depositados los restos del ex futbolista Ricardo José María Ramacciotti.

Ramacciotti[1], también conocido como “Rama”, nació en Rosario el 26 de julio de 1934. Formado futbolísticamente en los potreros de la ciudad ribereña, dio sus primeros pasos “serios” en el Club Sportivo Pasco, con el cual llegó a participar en la ronda final del Campeonato Infantil “Evita” de 1950. Originalmente se desempeñaba como insider derecho.

Su actuación en aquel torneo, llamó la atención de Newells Old Boys, que lo fichó para integrar las categorías juveniles. En aquellos años el club rojinegro todavía sentía en el mediocampo la ausencia de Angel Perucca y, tras la venta de su primer “reemplazante”, Ubaldo Faina; Ramacciotti logró debutar en primera división a principios de 1953. A partir de allí su puesto sería el de centromedio, de “cinco” clásico… “De recursos, seguro, tal como se jugaba antes”…

Habil, cerebral, elegante, parsimonioso, temperamental, de buena pegada y espíritu amateur; Ramacciotti fue un digno exponente de la “cantera rosarina”; y si bien el cuadro “leproso” no alcanzó buenas colocaciones en la tabla de posiciones de esos años, el fútbol vistoso desarrollado junto a compañeros de la talla de José “Piojo” Yudica o la “Bruja” Belén, los llevó a realizar una recordada gira por Bélgica, Holanda, Alemania y Francia a principios de 1955.

Ramacciotti con la camiseta de Newell's, mediados de los '50. Fuente: Archivo personal Karina Ramacciotti

Los buenos rendimientos de Ramacciotti en Newell’s, donde jugó 68 partidos y marcó 11 goles; interesaron a River Plate, que a fines de 1956 pagó por el futbolista, la nada despreciable cifra de 250.000 pesos moneda nacional. En un plantel lleno de estrellas (Labruna, Menéndez, Carrizo, Prado), que venía de ser campeón por segunda vez consecutiva, la llegada del crack rosarino era el refuerzo lógico para un mediocampo dominado por el ya veterano “Pipo” Rossi.

Ramacciotti con Labruna, durante su paso por River Plate. Fuente: Archivo personal Karina Ramacciotti 

Sin embargo, y a pesar de ser campeón en el 57 con la “banda roja”, Ramacciotti no logró convertirse en titular millonario. Por eso, en 1958, River lo cedió a préstamo a Unión de Santa Fé, donde jugó el torneo de ascenso de ese año... Un año fatídico para el fútbol argentino, que vivió la eliminación en primera ronda del Mundial, tras un humillante 6 a 1 ante Checoslovaquia.

El “desastre de Suecia” afectó profundamente al etnocentrismo futbolístico local, relativamente aislado del mundo durante los años peronistas. De ser los “mejores”, se pasó a desconfiar del estilo que se había practicado en los ’30, los ’40 y parte de los ’50, conocido periodísticamente como “la nuestra”. Y a partir de entonces, se empezó a pensar más en la preparación física, en la marca, en los aspectos defensivos del juego…

Para un futbolista como Ramacciotti, adaptarse al nuevo paradigma significaba convertirse en algo que no era: Un “Sprinter”, un atleta; Por eso, tras la mediocre campaña de 1959, River lo vendió al modesto Argentinos Juniors… En los planes de Liberti ya se estaba gestando la idea del “Fútbol Espectáculo”: Comprar jugadores extranjeros a precios elevados... justamente en una época en la que la atracción de inversiones extranjeras estaba de moda.

La locura de Liberti, a la cual se sumó también el Presidente de Boca, Armando; fracasó rotundamente; y la sensación de 1960 fue, nada más y nada menos, que el Argentinos Juniors de Ramacciotti que, con compañeros de la categoría de Martín Pando, Canseco, Carceo, Sciarra, Ditro, Malazzo y Sainz; realizaron una campaña excepcional; la mejor de la historia del club hasta la llegada de Maradona. Terminaron terceros, tras Independiente y River, que quedó segundo por diferencia de gol.

El equipo de La Paternal, “De pura cepa criolla”, “De entrecasa”, “Sin importados”, realizó brillantes exhibiciones, pero aflojó en la recta final. Aún así, demostró que las lecciones de Suecia podían resolverse dialécticamente, sin anular la identidad futbolística de un país que se estaba acostumbrando a mirar solamente hacia afuera… Lamentablemente esa lección tardaría en aprenderse.

A fines de 1960 Ramacciotti recibió una de las mayores distinciones de su carrera:  Fue convocado a la Selección Nacional. Su debut fue en un 4 a 0 contra Uruguay, por la Copa Roca. Luego jugó las eliminatorias del Mundial ’62 y participó de una gira por Europa, jugando contra Portugal, España, Italia, Checoslovaquia; y la Unión Soviética en Moscú… en plena Guerra Fría. No obstante, la llegada a la selección de un técnico como el “Toto” Lorenzo, empapado del nuevo discurso futbolístico, marginó a Ramacciotti y le hizo perder la oportunidad de jugar un Mundial.

Durante el primer lustro de los ’60 el fútbol argentino, en la búsqueda de una nueva identidad, profundizó su faceta defensiva y destructiva. En ese contexto, el fútbol de Ramacciotti, pausado y cansino, quedó fuera de época; y si bien siguió siendo el dueño del mediocampo de Argentinos Juniors, no logró igualar la performance de su primera temporada en el Club. Con los “Bichos Colorados” jugó 109 partidos y marcó 10 goles.

Tapa de El Gráfico 1/2/1961 donde era descripto como "Un 5 con alma de Forward"

A fines de 1963 le llegó una oferta de Colombia. El Deportivo Independiente de Medellín se hizo con sus servicios por 20.000 dólares… En un ámbito menos exigente y resultadista, más parecido al que había mamado el rosarino en su juventud, se convirtió rápidamente en estrella y, a pesar de no ser campeón, fue considerado el mejor valor del torneo de 1964, el número uno, el “Mariscal” del campo.

En 1965 se encontró en el DIM con uno de sus compañeros de la selección argentina, el “Loco” Corbatta, pero a fines de ese año y tras algunas desavenencias con los directivos del club “Paisa”, Ramacciotti pasó a formar parte de su archirrival, el Atlético Nacional, con quien jugó su última temporada en Colombia en 1966. Al año siguiente regresó a la Argentina para terminar su carrera en Los Andes.

Tapa de Vea Deportes. Ramacciotti vistiendo los colores de Atlético Nacional en 1966. Fuente: Archivo personal Karina Ramacciotti

Fue uno de los últimos “Cinco” clásicos en una época de transición, uno de los que, como Didí, pensaban que era la pelota la que debía correr y no el jugador… Ya retirado, Intentó transmitir esa filosofía como Técnico, dirigiendo en breves lapsos a All Boys y a Argentinos Juniors. Sin embargo, fue Colombia el lugar que más lo aprovecho en esa faceta, ayudando a desarrollar el estilo que aún hoy identifica futbolísticamente a ese país…

Tal vez uno de los mejores homenajes que recibió en vida haya sido el de ser incluido por Roberto Fontanarrosa en su cuento “El Ocho era Moacyr”, donde un grupo de asiduos concurrentes a un bar repasan formaciones futbolísticas de relieve… Allí, deliberadamente, Fontanarrosa le da un merecido lugar al Argentinos del ’60; y por supuesto que inicia la reconstrucción del equipo desde quien fuera indudablemente su Eje:

-          El cinco era Ramacciotti- Decía el Pitufo

-          Eso seguro-

-          El cinco era Ramacciotti-

“El Gran Señor de las Canchas”, como le decían en Colombia; murió el 4 de agosto de 2003, y las palabras con las que finalizaba una nota de fines de los ’60, bien podrían servir de justo epitafio para una persona, cuyo recuerdo aún sigue vigente en la memoria de los viejos plateístas:

“Y se marchó, transitando lo que siempre fue: Sincero, honesto, sobrio. Un Caballero”...



[1] Los datos biográficos de Ricardo Ramacciotti fueron extraídos del profuso archivo que compartió amablemente una de sus hijas, Karina Ramacciotti; a quien agradezco además por haberme advertido que los restos de su padre se encontraban en el Cementerio de Avellaneda.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

1965 LA CAPILLA QUE NO FUE...

En septiembre de 1965 se elaboró un proyecto para mudar la Capilla, ubicada a la izquierda del pórtico de acceso peatonal; hacia la zona del...