Nombre: Ronconi
Categoría: Panteón Familiar
Ubicación: Sección 29 Bis, División 7
Data: Década del ‘40
Constructor: S/D
Características: Se trata de un panteón de catálogo, muy típico de las
décadas de los ’40 y los ’50; en los que el interés está en las placas de
bronce que homenajean a Roberto y Aquiles Ronconi, fallecidos violentamente con
pocos meses de diferencia:
ROBERTO ANGEL RONCONI
“TITO”
El plomo homicida arebató
tu vida, pero el bronce
perdurará tu memoria
Sincero homenaje de tus amigos
2 V 1927
AQUILES RONCONI
Espíritu delicado, prematura
E injustamente desaparecido
Sus compañeros de tareas
5 de junio de 1927
La familia Ronconi poseía un
almacén con despacho de bebidas y comestibles en Villa Industrial (o Villa de
los Industriales), más precisamente en una de las esquinas de Máximo Paz y
Santa Fé. Eran muy conocidos y queridos en el barrio. Carlos Ronconi se había
asentado allí proveniente de Italia junto con su esposa Rosa. Tenían tres hijos:
Roberto, Aquiles y Rosita.
La desgracia de los Ronconi
comenzó cuando el joven Roberto comenzó a noviar con una muchacha de la zona
que lamentablemente para él, también era pretendida por un malevo llamado
Domingo Pereyra, quien manejaba un pequeño, pero peligroso grupo de
delincuentes.
En la navidad de 1926 se
realizó un baile en Villa Diamante, al que Roberto concurrió en compañía de la
muchacha. Allí tuvo un entrevero verbal con Pereyra, quien ultimó arteramente a
su rival cuando este regresaba a su casa.
Pereyra se dio a la fuga y,
a pesar de su evidente culpabilidad no fue detenido por las autoridades, razón
por la cual Carlos Ronconi comenzó a movilizar la opinión pública llegando a la
redacción de Crítica para reclamar justicia. Cabe destacar que Carlos recibió
amenazas de los “amigos” de Pereyra para cesar con sus reclamos, cosa que el
afligido padre no tuvo en cuenta.
Finalmente, gracias a la
presión mediática, Pereyra fue detenido y su responsabilidad en los hechos,
confirmada.
Sin embargo, lo que pareció
una victoria de la familia Ronconi, no fue más que la causa de otra desgracia,
acaecida en la noche del 5 de junio de 1927.
A eso de las 22 horas, poco
antes del cierre del comercio ingresaron al mismo tres sujetos que dispararon
contra Carlos y Aquiles provocándoles una muerte casi instantánea. Tanto Rosa
como Rosita también recibieron disparos, pero afortunadamente para ellas, sin
consecuencias mortales.
El terrible suceso, una
especie de “vendetta” perpetrada por los secuaces de Pereyra fue cubierto por “Crítica”
en su edición del 6 de junio de 1927, donde se criticaba la falta de seguridad
en la zona:
“Después de los delitos que se han producido recientemente, y en los que
los criminales logran casi siempre burlar la acción de la policía, es de
esperar que la jefatura tomará medidas para aumentar el número de agentes de la
mencionada comisaría, pues en la forma que actualmente funciona no puede constituir
la menor garantía para la seguridad de la población”.
El Panteón Ronconi,
construido por la muerte de Roberto, tomó la fisonomía que mantiene actualmente
en los ’40; pero las placas que recuerdan su desgraciada historia, y la de su
hermano; fueron fijadas nuevamente para perpetuar su memoria.